La espantada de Amanda Nuñes en el UFC 213 no le va a salir barata a la brasileña. La actual campeona del peso gallo llegaba en el mejor momento de su carrera tras noquear a Ronda Rousey, aseguró incluso que no había quien pudiese con ella. Todo el mundo lo creía, pero tras no querer pelear en el pasado fin de semana las críticas no han dejado de arreciar contra ella. Nuñes solicitó asistencia médica y comunicó a la compañía que no pelearía, aunque más tarde el médico de la UFC le dio el visto bueno para pelear.
Nuñes argumentó una enfermedad. Desde Estados Unidos se apuntó una sinusitis, pero la principal perjudicada de su baja, Valentina Shevchenko, fue más allá. Para la peruana (nacionalizada, nació en Rusia) todo fue por un problema de peso. "En el entreno abierto ella parecía estar por encima de peso. Suele pelear unos 9 kilos por encima del límite, pero parecía estar cera de dar el peso. Pensé: 'OK, sabe lo que hace'. Ella quería cortar mucho peso en poco tiempo y recuperar lo máximo que pudiera, para tener ventaja en el peso cuando luchásemos. Pero no funciona así, nuestro cuerpo necesita tiempo para recuperarse. Esta es la razón por la cual fue hospitalizada", apuntó sin titubeos.
Fuese éste el motivo o no, lo cierto es que Nuñes ha asegurado que peleará con Shevchkenko. No hay miedo, pero su credibilidad no es la misma. Dana White, presidente de la UFC, está muy enfadado con la brasileña y a pesar de ser su referente en la categoría femenina lo dejó claro: no volverá a ser parte de ningún cartel principal. "Nunca consideré despojarla del cinturón, pero no le vamos a pagar. Nunca antes habíamos visto algo como esto. Es inesperado que ella se rehúse a enfrentar a alguien”, aseguró en USA Today.
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